Mirada, Exposición y Dispositivo
Greta Winckler, Paula Bruno Garcén
Resumen
Las imágenes no están simplemente en el mundo: se anclan en una determinada “puesta en escena” que condiciona y demarca los modos en que las simbolizamos. Encarnadas en distintos medios y espacios, a través de distintas técnicas, las materialidades involucradas en la confección de imágenes demarcan cómo nos encontramos con o cómo nos posicionamos ante ellas. Hay distintos términos que ayudan a pensar esa imbricación de lo material y lo simbólico. Uno de ellos es “dispositivo”.
Derivado del latín dispono (disponer,colocar, distribuir, ordenar), tuvo diferentes usos y aplicaciones. En el campo de la teoría de las imágenes, podemos pensarlo como todo aquello que, al interior o exterior de los márgenes de la imagen, contribuye a disponer el espacio de la imagen en sí y a organizar su relación con el espectador, configurando de algún modo la mirada. De este modo, el dispositivo tiene una dimensión material-espacial (por ejemplo, al darle marco a las imágenes o crear márgenes) y al mismo tiempo una dimensión mental, vinculada a cómo recibimos las imágenes. Es decir que las distintas articulaciones óptico-espaciales dan forma a concepciones específicas de la visión y del sujeto frente al mundo. Todo dispositivo entonces pone en juego un régimen lumínico, así como distribuye o programa el orden de los cuerpos, de las superficies y de las miradas. Lo interesante en estos casos es que la actividad que se dirime en los dispositivos no tiene ningún fundamento pre-dado ni natural, por esta razón los dispositivos siempre implican un proceso de subjetivación: deben producir un sujeto.
Si hablamos de puestas de escenas y dispositivos, los espacios expositivos se vuelven sitios privilegiados para entender cómo se configura una mirada, cómo se crea un objeto de interés o incluso cómo se traza la diferencia entre sujetos que miran y aquéllos que son mirados. Sin duda, los museos son los dispositivos por excelencia para pensar esta construcción de subjetividades, sean del tipo que fueran. En todos estos sitios, el gesto fundamental es el de montar, que implica disponer imágenes y artefactos y generar entre éstos nuevas relaciones, impensadas previamente, que conforman nuevos modos de saber, verdades formas visuales de conocimiento.
Muestras y exposiciones, museos (artísticos, históricos, antropológicos, científicos), salones de vistas ópticas, y un largo etcétera son el centro de atención de los diversos trabajos enmarcados de entro de esta línea de investigación. Aquí se incluyen los proyectos que indagan en estos distintos espacios de exposición, sus estrategias expositivas y los montajes que se ponen en juego, pensándolos como dispositivos que crean objetos de interés. Éstos perpetúan o se sublevan frente a miradas antiguas: o bien hacen de sus experiencias de montaje herramientas que reflejan y apuntalan el status quo; o bien se pueden pensar como “máquinas de guerra” (como propone Georges Didi-Huberman), portadoras de sentidos inacabados y en constante movimiento, que cuestionan el estado de cosas actual. En estos montajes -dialécticos, críticos- es que se construyen los verdaderos espacios de pensamiento.
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